Ya han pasado como cinco meses, realmente me cuesta mantener vivo este blog, pero voy a seguir intentandolo. Si continuo pensando en lo que me ha pasado a lo largo de mi vida, quizás llegue a un punto de anaformismo cerebrar del cuál no voy a poder escapar.
Un año ya acabo, un año pegado a mi rutina, un año que no ha encontrado salidas, sino más redes que aún no comprendo, pero sé que tienen un transfondo mucho más poderoso que la inconciencia. Siento que este año va a ser diferente, siento que voy a correr por una serie de rumbos que me van a desviar o acercar a algo grande, algo que aún no tengo idea que puede ser. ¿Estaré mentalmente desquiziada? Puede ser, no elimino esa posibilidad de mi mente.
Mis sueños cada vez, se vuelven más fuertes. Aquellos sueños que se apoderaban de mi adolecencia están saliendo a luz, poco a poco se están marcando en algo más real, mi vida. Tengo una suerte de instinto especial, supongo que heredado por mi madre, no soy la única en la familia que lo tiene, tampoco soy un freak (aunque, quién sabe) pero a través de mis sueños puedo saber que es lo que va a suceder, a mi o algún ser muy querido. Al igual que en la películas, dónde lo irreal penetra el ser más real de cada escritor, mis sueños han traspado la ruta de la fantasia.
Al igual que mi madre y hermana, tenemos que estar pendientes de lo que soñamos, sino es que nos preocupamos por ellos. Me he dado cuenta que mi mente y mis alucinaciones también se están haciendo más fuertes. Existen ciertas cosas que me gustan alucinar, y que por razones aún desconocidas para mi se vuelven realidad. Es increible el poder de la mente. A veces siento que ya controla mi mundo, mis razones y pensamientos.
Si tuviera la posibilidad, me gustaria ver en mis sueños pasajes que no recuerdo de mi niñez, seria genial usar los sueños como maquinas del tiempo, y así ver detalles que la memoria no quiere saber. Siento que estoy escribiendo incoherencia, pero aún así me gustan.
Aún estoy esperando el más grande de mis sueños, bueno en realidad dos. En realidad, no importa cuanto demoren en llegar, sólo quiero que sean reales.
Un año ya acabo, un año pegado a mi rutina, un año que no ha encontrado salidas, sino más redes que aún no comprendo, pero sé que tienen un transfondo mucho más poderoso que la inconciencia. Siento que este año va a ser diferente, siento que voy a correr por una serie de rumbos que me van a desviar o acercar a algo grande, algo que aún no tengo idea que puede ser. ¿Estaré mentalmente desquiziada? Puede ser, no elimino esa posibilidad de mi mente.
Mis sueños cada vez, se vuelven más fuertes. Aquellos sueños que se apoderaban de mi adolecencia están saliendo a luz, poco a poco se están marcando en algo más real, mi vida. Tengo una suerte de instinto especial, supongo que heredado por mi madre, no soy la única en la familia que lo tiene, tampoco soy un freak (aunque, quién sabe) pero a través de mis sueños puedo saber que es lo que va a suceder, a mi o algún ser muy querido. Al igual que en la películas, dónde lo irreal penetra el ser más real de cada escritor, mis sueños han traspado la ruta de la fantasia.
Al igual que mi madre y hermana, tenemos que estar pendientes de lo que soñamos, sino es que nos preocupamos por ellos. Me he dado cuenta que mi mente y mis alucinaciones también se están haciendo más fuertes. Existen ciertas cosas que me gustan alucinar, y que por razones aún desconocidas para mi se vuelven realidad. Es increible el poder de la mente. A veces siento que ya controla mi mundo, mis razones y pensamientos.
Si tuviera la posibilidad, me gustaria ver en mis sueños pasajes que no recuerdo de mi niñez, seria genial usar los sueños como maquinas del tiempo, y así ver detalles que la memoria no quiere saber. Siento que estoy escribiendo incoherencia, pero aún así me gustan.
Aún estoy esperando el más grande de mis sueños, bueno en realidad dos. En realidad, no importa cuanto demoren en llegar, sólo quiero que sean reales.
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