
Ando escribiendo que el cielo se ha roto
que los cuentos son eternos
y que me arrastro por las noches..
pero realmente todo es pasajero
lo sé por el viento
solo espero salir airosa de este rodeo..
Supongo que esto es lo más real que te he dedicado...
porque si te digo que todo lo que he escrito se ha rasgado en mi llagas,
seguramente ni cuenta te darás del paso del tiempo
ni lo atormentada que puede estar mi mañana...
Quisiera que me oyeras desde lejos,
pero realmente mi voz no te ha tocado...
Me enfermé en mi juego
ahora sin más reglas
me rindo ante las faenas ajenas..
Quisiera volver arrullarme en tu silencio
pero sé que nunca fue escrito
fue tan intangible como tú amor por lo ajeno...
Tú silencio es de estrella...
tan lejano y sencillo..
pero así de ausente, me encantas
y te seguiré adorando mientras
el vuelo sea alto...
mientras pueda decirte...
(mejor ya nada)
......

Un día no muy lejano una hormiga, que por cierto no era atómica, decidió emigrar y bajar los montes de Venus para encontrarse con aquella risa casi ecuaria que Freud le dejó por Navidad. Cuando el encuentro se hizo cercano un golpe de mala suerte se oyó, quizás fueron los vientos del este que amenazaban con acabar hasta con el elefante de al lado, aquel bello cuasi perfecto animal que desplegaba frente a un cuento la más estúpida y vieja historia jamás contada. La hormiga estaba deshecha, malhumorada y muy morada...por ver que su encuentro se veía irrumpido por aquel "pesado" animal. Fue en ese momento que la hormiga dijo: hoy realmente me siento tan pequeña.
Dejando de embarcar